viernes, 27 de febrero de 2015

Presión, tentación, convicción | RPH 3784

por Cornelio Rivera


¿Cómo reaccionas cuando te ordenan hacer lo incorrecto? En su edición de diciembre de 1994, la revista “Pulse” publicó que las autoridades de una pequeña población en Latinoamérica, ordenaron a todos los habitantes contribuir a las festividades en conexión con la religión tradicional. Oponerse significaba tener que retractarse y firmar un documento, aceptando participar o ser expulsado del pueblo y perder toda propiedad. Veinte familias se retractaron, pero otras veinticuatro, rehusaron hacerlo. Entonces comenzaron los arrestos, persecuciones, interrupción del servicio de agua, impedimentos para usar el molino y dificultades para sacar sus animales a pastar. A unos los arrastraron, a otros golpearon y encarcelaron, pero varios, determinados a no violar su fe, permanecieron firmes ante la caprichosa orden que insistía en imponer tradiciones sobre ellos.

En otra revista llamada “Challenger”, en la publicación de febrero de 1995, se relata que un hombre de trasfondo chino, residente en Norteamérica, visitó la China cuando este país comenzaba a abrirse a la inversión extranjera. Allí, construyó un hotel y comenzó varios negocios, luego,  se presentaron oportunidades para hacerlo todo más fácil y rápido, si pagaba algo a los oficiales de gobierno. Él se rehusó a hacerlo porque era en contra de su ética. Un día tuvo una propuesta que le garantizaba cien millones de dólares anuales, todo era técnicamente legal, pero no netamente ético. En un artículo que escribió, él relata cómo luchó con aquello, pero concluyó que si habría de permanecer fiel a su fe, la decisión era definitiva, él no podía acceder al negocio.

Sea por orden o por tentación, hacer lo incorrecto es un continuo acecho. ¿Cómo mantenerme firme en lo correcto? El rey Nabucodonosor ordenó a tres jóvenes postrarse delante de la estatua que él había construido, y si no lo hacían, serían lanzados a un horno ardiente. Ellos contestaron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado" (Dn. 3: 17-18). Así mismo la Biblia asevera que: “Fiel es Dios… que dará juntamente con la tentación la salida, para poder soportar” (1 Co. 10:13). Si la presión o la tentación te llaman a hacer lo incorrecto, la convicción y fe en un Dios fiel, es lo que te mantiene firme en lo correcto.

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