miércoles, 26 de agosto de 2015

Obstáculo a la bendición | RPH 3825

por Cornelio Rivera


He transitado por muchas carreteras en los países hispanos, en algunas, apenas sientes el movimiento del auto, en otras tienes que ir muy despacio para evitar caer en lo que parece ser un cráter, y arriesgar que te trague la tierra. A ciertos lugares llegas con relativa facilidad, a otros, con muchos obstáculos. Eso me hace pensar en las muchas dificultades de hace apenas unas cuantas décadas atrás para llegar a muchos de esos lugares. 

Leyendo un libro acerca de exploradores y arqueólogos, descubridores de ruinas y antiguas civilizaciones, me doy cuenta de cuán difícil fue para aquellos pioneros penetrar densas junglas, cruzar elevadas montañas, atravesar peligrosos y caudalosos ríos, y literalmente abrir camino para llegar a sitios que hoy visitas con relativa facilidad. Llegar a esos lugares requirió quitar los muchos obstáculos que los exploradores inicialmente encontraron. 

Selvas fueron despejadas, montañas prácticamente partidas por mitad o perforadas con túneles para atravesarlas. Ríos han sido desviados o puentes construidos para lograr pasar al otro lado. Antes de que el moderno viajero pudiese beneficiarse de las maravillas de esas civilizaciones, antes de poder admirar las antiguas culturas, fue necesario remover los obstáculos del camino. Haber logrado eso en el pasado, nos ha beneficiado en el presente. 

Existe un paralelo con la situación espiritual de los hombres. Dios desea favorecernos abriendo el camino que nos lleva libremente a gozar de los tesoros de su gracia. Pero, hay un obstáculo en particular que se debe remover para que seas beneficiado con todo lo que Él tiene para ti. Jesús lo explicó diciendo: “Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?” (Jn. 3:12). Nuestra tendencia a la incredulidad, es una formidable barrera que nos impide gozar de las maravillas que Dios desea mostrarnos. El Apóstol Pedro lo expresó diciendo que para los que no creen, Jesucristo viene a ser una piedra de tropiezo (1 Pe. 2:8). ¿Dejarás que la incredulidad continúe siendo el obstáculo que te impide llegar a gozar de la bendición de Dios?

[ Puedes escuchar la reflexión dando clic aquí (se abrirá una pestaña nueva) ]

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