jueves, 17 de marzo de 2016

Relaciones, responsabilidades y paz | RPH 3845

por Cornelio Rivera


El desarrollo de una vida normal se basa en dos cosas íntimamente ligadas: relaciones y responsabilidades. Las relaciones con otros son imposibles de evitar a menos que vivas totalmente aislado de los demás. Es sumamente difícil desenvolverse por sí solo, quizás un ermitaño pueda hacerlo por un tiempo, pero eso es la excepción y no la regla, no lo normal, no lo natural. Cada quien necesita una relación con otros, eso permite llenar nuestras necesidades emocionales, espirituales, materiales, económicas y de cualquier otra índole. Pero cada relación, íntima, cercana, ocasional o distante, conlleva en sí alguna forma de responsabilidad. 

Las responsabilidades derivadas de las relaciones con nuestra familia son obvias y bien conocidas. Pero, también las relaciones con otros miembros de la comunidad representan responsabilidades. Aquel de quien adquieres tus provisiones, tus víveres y cualquier otro producto, espera que cumplas con la responsabilidad de pagarle lo que compras. Si tú eres el que vende los productos a otros, tu responsabilidad es proveerles algo que en realidad represente el precio que te pagan. Como empleado tienes responsabilidad con tu jefe, y si eres jefe no estás exento de obligación para con tus empleados. Como estas, hay una multitud de otras relaciones en las que el aspecto de responsabilidad es una parte íntegral.

Mientras las responsabilidades se cumplen, las relaciones se mantienen saludables y la vida se desarrolla en forma ideal; en paz. Esto debe ser lo normal, sin embargo, la triste realidad es que en muchas relaciones alguien falla en su responsabilidad. Esto da lugar a conflicto, fricción y hasta a un rompimiento de la relación, transformándose en una situación hostil. Falta de paz debido a una relación rota y a la falla en la responsabilidad, es lo que predomina en nuestro mundo a todo nivel: personal, familiar, laboral, escolar, gubernamental, nacional e internacional. 

Aunque nos hemos acostumbrado a vivir en conflicto, eso no debe ser lo normal; eso no es lo que Dios desea. La Biblia promete que: "Hay un final dichoso para el hombre de paz" (Sal. 37:37). Cuando el nacimiento de Jesús fue anunciado a los pastores, la hueste de ángeles proclamó: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres" (Lc. 2:14). Dios desea dar "gloria, honra y paz a todo el que hace lo bueno" (Ro. 2:10). Y la exhortación que se hace en el libro de Romanos es: "Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos los hombres" (Ro. 12:18).

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martes, 1 de marzo de 2016

El jefe quiere hablar contigo | RPH 3844

por Cornelio Rivera


Un psicólogo realizó un experimento, para llevarlo a cabo visitó varias empresas y acercándose a algunos empleados les decía: "El jefe quiere hablar contigo". La reacción de las personas era preponderantemente de preocupación. Algunos palidecían, otros se mostraban perturbados y aunque no lo exclamasen verbalmente, sus rostros parecían preguntar: ¿qué habrá sucedido?, ¿qué me querrá decir?, ¿me van a despedir? 

Si has desempeñando tu labor como te han indicado, si has mantenido una buena relación con tu jefe y tus colegas, si has demostrado lealtad y dedicación a la empresa, no hay razón para preocuparte. Pero, si sabes que hay algo por lo que te puedan llamar la atención o aun despedirte, las palabras: "El jefe quiere hablar contigo" pueden hacer sudar tus manos y que tu corazón palpite más rápido. Según una antigua anécdota, algo similar sucedió cuando el canciller fue a entrevistarse con la Reina de Inglaterra. Al llegar el canciller, la Reina le dirigió una mirada que produjo una reacción en aquel hombre que le causó un paro cardíaco y la muerte.

Piensa en esto: si la mirada de una reina puede provocar temor, si saber que el jefe desea hablar contigo puede perturbar tu estado de ánimo y hacer fluir la adrenalina, ¿cómo reaccionarás al estar delante de Dios, el creador del universo, santo, soberano, conocedor de todo detalle de tu vida y poderoso para hacer contigo como Él considere apropiado? ¿Cuál será tu reacción cuando Dios te llame y quiera, por decirlo así, hablar contigo? ¿Cómo te hará sentir su penetrante mirada? ¿Está tu conciencia tranquila con tu relación y responsabilidad para con Él, de manera que si ahora mismo te llamara, tu reacción sería de gozo y no de temor? 

Jesús les dijo a los que verdaderamente creyeron en Él, que al estar ellos de nuevo en su presencia, el corazón de ellos se gozaría (Jn. 16:22). Por otra parte, la Biblia advierte diciendo: "¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb. 10:31). ¿Sabes lo que te espera, cuando Dios quiera hablar contigo?





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