viernes, 20 de noviembre de 2015

Venciendo la tentación | RPH 3838

por Cornelio Rivera


No hay día en que las personas no sean instigadas a hacer lo que no se debe. En casa, en la calle, en el trabajo, en la escuela, por la radio o por cualquier medio de comunicación, de alguna forma se nos invita a pensar o a hacer lo inapropiado. Desde el niño atraído a las galletas que su mamá le dijo que no tocara, hasta la mujer que coquetea con el hombre casado, o el empleado por cuyas manos pasan billetes que pueden ser fácilmente desviados al bolsillo, sin que nadie lo sepa. 

He aquí la tentación: la atracción hacia lo que pensamos nos proveerá satisfacción, pero lo cual, también sabemos que viola principios éticos y morales. La tentación en sí no es mala, al contrario, hay ocasiones cuando puede ser de beneficio. Dice la escritura que Jesucristo "fue tentado en todo… pero sin pecado" (Heb. 4:15). Esa tentación dio evidencia, para nuestro beneficio, de la completa perfección e impecabilidad de Jesucristo. En cuanto a la tentación que nosotros experimentamos, dice la Biblia: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de la vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Stg. 1:12). La pregunta es: ¿tenemos la fuerza para vencer? He aquí el beneficio de la tentación de Jesús para los hombres, pues explica la Biblia que "Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2:18). Por lo tanto, Cristo puede ayudarte a vencer cuando eres tentado. 

Pero su ayuda no es automática para todos en toda tentación. Escucha la explicación de la Biblia: “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino que uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Heb. 4:15). Y la conclusión a la que se nos llama es: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb. 4:16). ¿Te has acercado a Jesús, confiando absolutamente en Él y en su poder para vencer la tentación?

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viernes, 13 de noviembre de 2015

Obstáculos y victoria | RPH 3837

por Cornelio Rivera


Casi en todo lo que deseamos realizar encontramos dificultad o resistencia. Por muy pequeño que sea el proyecto, habrá contratiempos, inconvenientes e impedimentos. ¡Qué difícil es la vida! Desde las relaciones personales hasta en lo económico, en cuestiones de trabajo, en la escuela, en querer hacer lo bueno, lo correcto o lo justo, en todo lo que emprendemos, algo o alguien se pone en medio y da problemas. Ahora mismo quizás tú estés por realizar algo, pero hay detalles con los que no puedes proseguir porque algo o alguien se ha plantado como una barrera imposibilitando el paso. Si esto sucede en las actividades normales de la diaria existencia, cosas que puedes ver, también ocurre en otra área de tu vida que no es tan aparente ni visible; el área espiritual. 

En el libro alegórico llamado “El Progreso del Peregrino”, los nombres describen el carácter, personalidad o naturaleza de cada personaje o lugar. Cristiano, emprende una trayectoria desde la “Ciudad de la Destrucción” hasta la “Ciudad Celestial”. En su peregrinaje atraviesa por el “Pantano de Desánimo”, resiste las insinuaciones del señor “Sabio Mundanal”, y tiene que lidiar con la insinceridad de “Hablanchín”. Otros, con nombres como Apolión, Envidia, Superstición, No-bueno, Malicia, Ateo y el Gigante de Desesperación tratan de frustrar el peregrinaje e impedir que Cristiano llegue a la Ciudad Celestial.

Teniendo que pasar por el “Valle de Humillación”, el “Valle de Sombra de Muerte”, el “Castillo de la Duda” y la “Feria de la Vanidad”, la jornada de Cristiano es de constante oposición, obstáculo y dificultad, indicando que solo los que están totalmente determinados y apropiadamente equipados, la pueden realizar exitosamente. La alegoría acentúa la realidad bíblica de la dificultosa jornada espiritual, que el ser humano confronta durante su peregrinaje sobre la tierra hasta entrar a la eternidad. ¿Qué o quién está obstaculizando tu jornada hacia Dios? Dice la Biblia: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15:57).


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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Tradicional o indiferente | RPH 3836

por Cornelio Rivera


En el pasado, las tradiciones producían fuerte oposición y escepticismo a las nuevas ideas, invenciones o descubrimientos. Copérnico y Galileo lo experimentaron cuando propusieron que el sol, y no la tierra, era el centro del universo. Marco Polo encontró gran escepticismo a sus descripciones de la China. Algunos geógrafos pensaron que la tierra era esférica y no plana. Cristóbal Colón también confrontó oposición al intentar zarpar hacia el occidente para llegar al oriente. Más reciente aún, en 1879, cuando la lámpara incandescente fue introducida, no todos quisieron usarla. Un presidente de los Estados Unidos exclamó: "Si necesito luz, hay amplia provisión de velas en la alacena". 

En el siglo XX, la revolución tecnológica extensa y rápidamente nos inundó con tantas invenciones, que viendo beneficios jamás antes imaginados, comenzamos a aceptarlo todo de inmediato, es por eso que al salir algo nuevo, casi todos lo poseen y lo usan. En contraste, algunos, por tradiciones que enfatizan un estilo de vida sencillo, no usan electricidad, ni automóviles; se transportan en un carro tirado por un caballo y se visten como sus antepasados de hace cien o más años.

El cambio drástico de rechazar lo nuevo, a rápidamente aceptarlo todo, tiene un paralelo en lo espiritual. Cuando la predicación de la Biblia y el Evangelio llegaron al mundo hispano, hace menos de dos siglos, la tradición religiosa y cultural fuertemente rechazó lo que se consideró diferente. Hoy en día, vamos al otro extremo, ya que las nuevas generaciones ávidamente acogen el libertinaje procedente del llamado mundo industrializado de Estados Unidos y Europa. De allí provienen filosofías que no tiene lugar para Dios, con una actitud indiferente hacia todo lo considerado religioso o espiritual. Sea por tradición o por indiferencia, nuestros países están diciéndole no a Dios. Lo serio es que tal cosa garantiza una certera retribución y castigo. ¿Qué eres?, ¿tradicional o indiferente?

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