sábado, 1 de noviembre de 2014

Lealtad | RPH 3719

por Cornelio Rivera


“¡Quisiera ser como mi perro!”, exclamó alguien, explicando: “Todo lo que le digo a mi perro, lo hace. Lo llamo, viene; le digo que se eche al suelo, se echa; que se vaya, se va; que me dé la pata y amistosamente me la extiende”. Algunas veces me enojo con mi perro, porque está ladrando mucho, porque insiste en entrar cuando debe estar afuera o porque hace lo que no debe hacer. Entonces me enfado con mi perro, lo regaño y hasta le doy un par de palmadas en las ancas.

Pero algo extraordinario sucede: mi perro, aun cuando me enojo con él, sigue siendo leal. Siempre me sigue, siempre responde a mi voz, siempre está confortablemente echado a mis pies. Mi perro no se enoja conmigo ni me deja, no importa lo que pase, mi perro es leal. ¡Yo quisiera ser como mi perro!

La lealtad no se observa muy a menudo en estos días. Es difícil encontrar un amigo que se mantenga amigo, pase lo que pase, que permanezca firme en su relación con otros, que se entregue sin reservas a la preservación de esa relación. Un claro ejemplo es el matrimonio, con frecuencia, la promesa de lealtad hecha al casarse, se tira por la borda, se olvida y pierde validez.

Ya en tiempos antiguos Dios exclamó: "no sean desleales con la mujer de su juventud, porque Dios… lo aborrece" (Mal. 2:16). Pregunto: Si no eres leal a las personas, ¿cómo ser leal a Dios? La infidelidad del hombre hacia Él es evidente porque dice la Biblia: "vuestra lealtad es como nube matinal, y como el rocío, que temprano desaparece" (Os. 6:4 LBLA).

No hay permanencia, ni solidez en la fidelidad del hombre. ¿Cómo aprender fidelidad y lealtad? Dios mismo nos da su ejemplo al tratar con nosotros, así lo observó el profeta Jeremías diciendo: "Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es su fidelidad (Lm. 3:22-23).

Como Él demuestra su fidelidad, su lealtad, su segura presencia y ayuda hacia nosotros, Él también desea que nos comprometamos con Él primero, y consecuentemente, nuestra lealtad a Él se manifestará en nuestra relación a los demás.

[ Puedes escuchar la reflexión dando clic aquí (se abrirá una pestaña nueva) ]

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