viernes, 1 de agosto de 2014

La paciencia | RPH 3706

por Cornelio Rivera


“El que espera desespera”, dice el refrán; y bien sabemos cuán verdadero es este dicho popular. El niño aguarda su cumpleaños o la navidad contando los días para recibir regalos. La espera es larga para el estudiante que en su último año contempla su graduación. Para los enamorados, el día de la boda les parece muy distante. Los planes que has hecho quisieras verlos realizados de inmediato. También, cuando agobiado esperas día tras día una solución que no parece llegar, la desesperación puede llevarte a lo que piensas es la única salida. La desesperación puede ser tal, que algunos optan por quitarse la vida. Este obviamente es el extremo al cual Dios no quiere que nadie llegue. En efecto, Dios no quiere que nadie llegue al punto de reaccionar a ninguna situación como si estuviese en un callejón sin salida.

La respuesta a la desesperación y lo que previene ese estado de ánimo es la paciencia. ¡Ah la paciencia! ¡Cuántos quisiéramos tenerla! Alguien sarcásticamente dijo: "Dios dame paciencia, ¡pero dámela ahora mismo!”. La Biblia habla de la paciencia diciendo que es una virtud, que ejercita continuamente control sobre la persona, previniéndole de responder a una situación en forma precipitada. La Sagrada Escritura dice que Dios es paciente para con los hombres. Su paciencia previene el juicio inmediato sobre nuestras acciones pecaminosas con las que le ofendemos continuamente.

La Palabra de Dios cataloga la paciencia como un fruto del Espíritu, porque solo Dios a través del Espíritu Santo puede producirla en nosotros. El hombre por sí mismo no puede producir paciencia, así que, si ahora sientes que ya no aguantas, que no encuentras salida y estás desesperado por actuar precipitadamente ante cierta situación, te invito a que te ampares en el Dios de toda paciencia. No todo tendrá una solución instantánea, pero si pones toda tu confianza en Jesús, tendrás una nueva vida y una nueva perspectiva para enfrentar situaciones problemáticas.

En Dios y en su hijo Jesucristo puedes experimentar las palabras bíblicas que aseveran que: “la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro. 5:3-5).

[ Puedes escuchar la reflexión dando clic aquí (se abrirá una pestaña nueva) ]

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