por Cornelio Rivera
[ Puedes escuchar la reflexión dando clic aquí (se abrirá una pestaña nueva) ]
Copyright © 2014 “El Camino de la Vida” | www.elcaminodelavida.org
Comparte en Whatsapp desde el Navegador de tu móvil
,
Toda compañía de manufactura, si quiere encontrar aprobación entre el público, necesita ejercer control de calidad. En alguna ocasión habrás pagado por cosas que fácilmente se han dañado o que no tienen el buen sabor que se suponía debían tener. La falla en la seguridad y el control estricto de la calidad de un producto, puede ser crítico y costoso.
En una ocasión se encontraron varias cajas de un analgésico que había sido contaminado con cianuro. Desafortunadamente, los que encontraron el veneno fueron los consumidores; varios murieron. La compañía tuvo que pagar por las demandas legales y por recoger y destruir todo el producto que ya había distribuido entre farmacias y otros establecimientos. También, tuvo que lanzar una campaña publicitaria para tratar de restaurar la confianza del público en sus productos. Lo ideal es que lo que se fabrica, sea sometido a una evaluación, que determine si en realidad pasa la inspección y llena los requisitos de lo que se considera algo bueno, algo de calidad. Si no, aquello será rechazado, puesto a un lado, declarado inaceptable.
Dios requiere un estricto control de calidad. Por medio del profeta Daniel le dijo al rey Belsasar: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto” (Dn. 5:27). Nada inaceptable se le pasa a Dios, no hay descuido o negligencia como para que quien no llene los requisitos, tenga entrada y aceptabilidad ante Él. Todos necesitamos ser evaluados y examinados para su aprobación.
Pero confrontamos un grave problema. El Apóstol Pablo lo expresó así: “Yo sé que en mí, no mora el bien; el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo; queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:18, 21, 24). En otras palabras: ¿quién me hará aceptable a Dios? La misma Biblia resuelve el dilema diciendo: “el Dios de paz… os haga aptos en toda obra buena… haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo” (Heb. 13:20-21). Si nos sometemos a Él, para que Él haga la obra en nosotros, Él nos dará la necesaria aceptabilidad.
[ Puedes escuchar la reflexión dando clic aquí (se abrirá una pestaña nueva) ]
Copyright © 2014 “El Camino de la Vida” | www.elcaminodelavida.org
Comparte en Whatsapp desde el Navegador de tu móvil
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Agradecemos tus comentarios. Si tienes dudas o preguntas, no dudes en contactarnos en preguntas [arroba] elcaminodelavida [punto] org